¿Qué es la Toxina Botulinica?
La toxina botulínica es una proteína, relativamente termo-lábil que está compuesta por una cadena pesada (cadena H) y una ligera (cadena L), unidas por un puente disulfuro. La cadena ligera se asocia con un átomo de zinc. La toxina botulínica es soluble en agua, inodora, insípida e incolora y puede ser inactivada por medio de calor usando 85 grados centígrados al menos durante cinco minutos o al punto de ebullición durante 10 minutos. También se puede inactivar con formaldehído o lejía y agua con jabón o con los métodos usuales de potabilización del agua (cloración, aireación, etc.).
El peso molecular de la toxina pura es de unos 150.000 daltons (según el tipo), pero en forma natural está ligada a proteínas (que la protegen por ejemplo de la acción de los jugos gástricos) formando complejos de 900 o más kDa (kilodaltons).
Aplicación de la Toxina Botulinica
El efecto farmacológico de la toxina botulínica tiene lugar a nivel de la unión neuromuscular. En esta región de transición entre el nervio periférico y el músculo se produce la liberación de acetilcolina, un neurotransmisor necesario para producir la contracción muscular.
La toxina botulínica actúa de forma local mediante el bloqueo de la liberación de acetilcolina, lo que se traduce en parálisis muscular temporal.
El efecto final es una quimio denervación temporal en la unión neuromuscular sin producir ninguna lesión física en las estructuras nerviosas.